
«Siempre he deseado tocar un instrumento! … pero es que la edad, la dedicación, la dificultad, la inversión … Infinita cascada de frenos …
Dejar para luego éso que quiero porqué no sé o porqué no tengo es siempre una opción. Pero tenemos también siempre la oportunidad de sostener la mirada un momento más hacia esos aspectos que nos frenan para descubrir si se tratan o no de nuestras propias artimañas disuasorias de cambio…
Aquí van algunos enredos por donde me he ido pasando un poquito el peine … :
«Pero es que yo ya soy mayor… » Si quieres lo que quieres … cuanto más vas a esperar!? De verdad te dejarás llegar a ese momento en el que ya – verdaderamente- no dispongas de tiempo para hacer lo que querías? Lo más sensato parecería disfrutar ahora que sí puedes …
«Pero es que yo no tengo tiempo». Cierto. No tengo el tiempo suficiente para acontentar mi neurosis de «lo bien que lo tengo que hacer». Y nunca así nunca vamos a tener el tiempo suficiente porqué así de perfecta funciona la trampa: mientras sea complicado y costoso no me voy a dar el permiso de avanzar hacia otra posible manera, más simple, sencilla y, sobretodo, mucho menos exigente.
«Pero es que yo no sé nada de música ….» FENOMENAL! 🙂 Cantar, sonar no és una intelectualización. Así que nos vamos a olbidar de partituras, clases de música y demás. Sonar és expresar. Y desde ahí partiremos. Cómo los pájaros: verdad que no vas a entrar en si el canto del gorrión es o no afinado, es o no ajustado? Por qué vas a hacerlo contigo? A caso no es valida tu naturaleza expresiva? Dejémosnos experimentar para desde ahí aprender! Sin fuerza, sin espectativa … dejémosnos en paz!
«Pero es que es difícil» . Más difícil es sacarse el carné de conduir y todo el mundo lo tiene… No es una cuestión de dificultad, és una cuestión de si verdaderamente quiero tener esa experiencia o no. Todos tenemos un porqué que nos ayuda a atravesar éste freno. Tienes tu el tuyo?
«Pero es que yo tuve una mala experiencia … ! Sí, … quizás no fue fácil, quizás te resultó muy desagradable. La cuestión es que nadie partimos de zero. Cargamos con cosas que a veces pesan… La buena notícia es que ahora tenemos la oportunidad de hacer algo por nosotr@s, para ir con más ligereza en un marco de respeto y cuidado dando alas a nuestra expresión.
Pero es que yo no sé nada de yoga». El yoga no se sabe. Se experimenta. Y, como en el terreno de la propia experiencia nadie más que uno mismo puede moverse, reflexionar, crecer, etc., el aprendizaje nunca termina sinó que continua. Cada uno de nosotros tiene su punto de partida particular e intransferible. Me enfoco sólo en lo útil que es darme cuenta desde donde empiezan mis pasos pués, al final, tanto si nos iniciamos como si somos expertas meditadoras, nos iguala el hecho de que vamos a investigar en algun lugar todavía desconocido.
Pero es que requiere de una inversión» . Sí, definitivamente, la requiere. «Poder ser» nos cuesta todo un trabajo. Y la mayor inversión no es económica sinó energética. Un@ debe ponerse, debe comprometerse consigo mism@ para que lleguen esos cambios que tanto anhelamos. Esta es la inversión. Energética o económica, tiene su función.